Saltar al contenido

Y TÚ, ¿QUÉ PRECIO TIENES?

Introducción

Introducción:

Si has llegado aquí por casualidad, quédate porque seguro que vas a aprender algo y si finalmente no aprendes, seguro que te ríes porque es lo que ocurre con los fracasos ajenos, que si los cuentas bien, hacen gracia.

Así que si te ríes, no te sientas mal que es señal de que te lo he contado bien.

 

Mi nombre es Tatiana, pero tienes que saber que lo odio y por eso solo responderé si me llamas Tati. Acabo de cumplir 30 años y te voy a contar por qué todos tenemos un precio.

Y sí, tú también lo tienes. Piénsalo.

Es que la gente es capaz de hacer cosas horribles a cambio de dinero. Niégalo si quieres, pero si no has aceptado, es que la cifra es todavía demasiado baja, súmale un cero más, un reconocimiento, una vida de éxito, cumplir un sueño… porque no solo se trata de dinero.

¿Qué serías capaz de hacer por conseguir eso que deseas? Un momento, no respondas.

Ya te lo digo yo: cualquier cosa.

Si aún sigues pensando que estoy equivocada, te doy otro motivo para quedarte.

 

Voy a empezar esta historia como empiezan todas últimamente porque fue así como ocurrió. Y sí, puede que mi nombre sea ficticio pero la historia es tan real como secreta y si he venido aquí a contártela es porque necesito que me ayudes a parar o seguir.

 

Si me conoces, sabrás que mi sueño es escribir desde que tengo uso de razón y si no me conoces vas a tener que seguirme en Instagram (@lolitagajete) porque así comprenderás esta historia mucho mejor.

El hándicap de mi vida es el miedo, le tengo miedo a absolutamente todo por eso ninguna de mis historias ha triunfado lo suficiente. Soy muy autocrítica pero no llevo bien la crítica ajena, aunque las mías son mucho más crueles… Por eso he pensado en gastar el último cartucho que me queda, si tras leer esta historia no muevo nada en ti, si no despierto ningún tipo de sentimiento, si no vas corriendo a escribirme algo a mi bandeja de mensajes directos (malo o bueno), entonces yo habré fracasado y colgaré las teclas de este viejo portátil.

 

Mi padre siempre me decía que hay que saber llegar e irse de los sitios. Así que, aceptaré mi derrota y cuando cumpla 80 años le contaré a mis nietos como nunca pude convertirme en esa escritora que firmaba libros en algún fnac de una gran ciudad. Seré eso que siempre he odiado: mediocre, porque solo los mediocres hablan de las cosas que no consiguieron, cuando en realidad fue falta de intentos.

Pero lo acepto, si no consigo desquiciarte con esta historia, seré mediocre.

 

Sigue leyendo aquí:

Regístrate para no perderte ningún capítulo

 

Capítulo 1 Capítulo 2 Capítulo 3 Capítulo 4

Capítulo 5Capítulo 6Capítulo 7Capítulo 8

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos y para fines de afiliación y para mostrarte publicidad relacionada con sus preferencias en base a un perfil elaborado a partir de tus hábitos de navegación. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Ver Política de cookies
Privacidad